A medida que nuestra piel envejece sus propiedades cambian, el colágeno y fibras elásticas se degradan y la calidad de ácido hialurónico generada por nuestro organismo se reduce.

Esto se traduce en la disminución de la elasticidad de la piel, un aumento de la rugosidad y sequedad de la piel.

La causa se debe en parte a factores intrínsecos que son difíciles de cambiar, como nuestro código genético individual y el reloj biológico.

Hay factores, sin embargo, extrínsecos o de estilo de vida que todos podemos controlar en cierta medida para ralentizar el envejecimiento de la piel.

No podemos retrasar el paso del tiempo, sin embargo, existen soluciones de tratamientos médico estéticos que ayudan a recuperar la hidratación de la piel, mejorar la estructura y elasticidad, así como rellenar las arrugas y restaurar el volumen facial.