¿Qué es la toxina botulínica?

La toxina botulínica se introduce en el rostro mediante una infiltración, con agujas muy finas, en la zona que queremos tratar. Impide el movimiento de los músculos produciendo la relajación de los mismos de forma temporal, para evitar la contracción que producen las líneas de expresión y arrugas en el tercio superior del rostro. Obtenemos una mejora de la apariencia facial, disminuyendo las arrugas de la región periocular (patas de gallo), y también las del entrecejo y la frente. Nos sirve también para mejorar la caída de los párpados que se produce por el envejecimiento, abriendo la mirada.

El resultado del tratamiento de la toxina botulínica (botox), empieza a notarse a los 7-10 días después de la infiltración, llegando a su máximo efecto a los 15 días. Es importante realizar una revisión a los 10-15 días para observar los resultados y si es necesario retocar alguna zona.
La duración dependerá de cada persona, pero aproximadamente suele tener una durabilidad de entre 4 y 6 meses.