Existen varios tipos de pieles deshidratadas:

  • Deshidratación superificial, suele ser temporal y ocurre en pieles delgadas y alípicas (debido a la poca producción de sebo) y también en pieles grasas (debido al uso incorrecto de productos cosméticos demasiado astringentes)
  • Deshidratación profunda, en la que se aprecia la aparición de arrugas, la piel se agrieta y suele haber flacidez.

Con el paso de los años, nuestra piel va perdiendo su capacidad de retener agua, por lo tanto pierde también sus propiedades suavizantes y protectoras, y cada vez se vuelve más seca y menos elástica, dando paso a las primeras arrugas.

Los principales síntomas se muestran en forma de tirantez, poca flexibilidad, rugosidad, aspereza y tendencia a cuartearse.

“Una piel firme y elástica solo se consigue manteniéndola hidratada”

Que tu piel tenga un buen aspecto, depende, en parte, de ti. Una piel hidratada se encontrará más radiante y llena de vida, la textura más suave, lisa, flexible… y además estará mejor preparada para defenderse de agresiones como el sol el frio y la polución.

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