El envejecimiento es un proceso paulatino que comienza casi en el mismo instante en el que nacemos aunque al principio es casi imperceptible.

Entorno a los veinte años empieza el declive funcional o pérdida celular en algunos tejidos, la pérdida se realiza en términos muy generales y es inapreciable.

 La década de los treinta es para la mujer la de la maternidad por excelencia. El embarazo produce que el abdomen y el pecho envejezcan. De manera general haya o no haya embarazo: disminuyen los niveles de ciertas hormonas (estrógeno y progesterona), cambian los patrones de sueño, redistribución de la grasa en cartucheras o cara interna de la rodilla y en caso de embarazo y lactancia el pecho se cada vacio y con apariencia de caída.

 Hacia la mitad de la década de los cuarenta muchas mujeres se adentran en el proceso de la menopausia; esto supone un declive funcional, ya que la disminución de hormonas sexuales determina que se produzcan ciertos efectos como la alteración de la textura de la piel y el pelo, cambios en la composición corporal y muscular…

Por otro lado, en cuanto a la parte física, se produce un foto-envejecimiento facial, aparecen arruguitas finas y manchas faciales, empiezan a hacerse más evidentes las bolsas de los párpados, las arrugas de expresión empiezan a profundizar… De manera general las digestiones se hacen más pesadas, aparecen dolores de espalda, articulares y de cabeza más a menudo, el sueño es deficiente, la piel se vuelve más seca y perdemos densidad, pérdida de pelo, vista, oído y tono muscular…entre otras.

Una vez acabada la menopausia, aproximadamente hacia los 50, las características propias del declive funcional empiezan a afectar a distintos órganos. En la mujer principalmente se presentan con una disminución de la masa ósea, que anteriormente estaba protegida por los estrógenos.

En cuanto a la parte estética, hay una pérdida de tono muscular y aparición de flacidez tanto a nivel facial como corporal. Se produce una atrofia de la grasa en áreas concretas como los pómulos, que hace que sean más evidentes las bolsas palpebrales y el exceso de piel en los párpados. Los huesos empiezan a oxidarse, se magnifican las arrugas frontales, hay una caída de la cola de la ceja, arrugas perioculares (alrededor de los ojos), surcos más marcados, aparición de la línea de la marioneta, pérdida de densidad en los labios…

A los sesenta, empiezan a aparecer enfermedades cardiovasculares, existe una pérdida de capacidad adaptativa y cognitiva (es decir mental), una atrofia por falta de uso, generalmente. Además de una disminución de las capacidades físicas como pérdida de fuerza, equilibrio, coordinación, resistencia…

El proceso del envejecimiento podemos acelerarlo por tener malos hábitos, como fumar, beber, alimentarnos desequilibradamente; del mismo modo en que podemos ralentizarlo con unos hábitos saludables, realizando ejercicio, alimentación sana y equilibrada, etc.

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La celulitis es un problema que actualmente preocupa a la mayoría de las mujeres. Ya bien sea por factores hormonales, genéticos o vasculares, la celulitis se apodera de gran parte del cuerpo, sobre todo en las extremidades inferiores. A continuación os mostramos 10 consejos que os ayudarán a combatirla en vuestro día a día:

  1. Evitar la sal y reducir el azúcar. La sal es un mineral muy perjudicial, ya que dificulta la eliminación de líquidos y en exceso puede crear hipertensión. El sodio está incluido en muchos productos elaborados, sobre todo los empanados y que como consecuencia de su ingesta provoca también celulitis. Por otro lado el azúcar y los dulces son la mayoría de veces los mayores causantes de la celulitis, ya que el cuerpo no tiene la capacidad de transformar en energía un exceso de grasas, y termina acumulándose en caderas, muslos, abdomen, flancos…
  1. Evita el tabaco, alcohol y café en exceso. Recientes investigaciones apuntan que la toma de café en exceso perjudica la circulación sanguínea, ya que favorece la inflamación de los vasos y también perjudica la irrigación de los tejidos. El alcohol es nocivo para nuestra salud porque contiene muchas calorías y toxinas que se acumulan debajo de la piel, además de gran cantidad de azúcar.
  1. Es ideal que elimines líquidos de tu cuerpo, y para eso deberás beber agua con abundancia. También puedes ayudarte con la presoterapia que hará que tu circulación sea más fluida y esos líquidos retenidos se puedan eliminar con mayor facilidad. Las infusiones de cola de caballo son ideales para las personas que tienen retención de líquidos.
  1. Poner todos los músculos del cuerpo en movimiento es otra manera sana de conseguir tonicidad y firmeza muscular, erradicar la celulitis y mejorar el estado general del organismo. Además de caminatas a ritmo sostenido, un buen paseo en bicicleta o unos minutos aeróbicos suaves, una rutina específica para la zona de glúteos, piernas y abdomen no viene nada mal.
  1. Los pantalones y prendas ajustadas dificultan que la sangre circule.
  1. Evita cruzar las piernas al sentarte. Al cruzar las piernas, la pierna que se coloca arriba ejerce presión sobre la que está abajo, lo mismo ocurre con la presión que se genera sobre la pelvis, produciendo una dificultad en la circulación de la zona inguinal.
  1. La sauna resulta también muy efectiva, ya que a través de la transpiración provocada por la misma se eliminan las toxinas, almacenadas en forma de celulitis.
  1. Cuidado con los anticonceptivos, estos nos producen retención de líquidos que posteriormente producirá celulitis en los miembros inferiores.
  1. Cocinar sin grasas. A la hora de cocinar es mejor hacerlo a la plancha, al horno o cocido. Hay que procurar evitar la ingesta directa de grasas.
  1. Toma frutas cítricas con regularidad. Las frutas cítricas tienen una alta concentración de vitamina C, un potente antioxidante que además refuerza los vasos sanguíneos y ayuda a controlar los edemas venosos.

 

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